Por la presente quiero, amor, comunicarte
que he decidido hoy, consciente y plenamente,
olvidarme de ti, no recordarte.
Y dejar en el cajón del alma donde mueren
las palabras de amor y las promesas,
las cartas de tu dicha y mi fracaso.
Y en la parte más fría, congelaré los besos,
el calor de tus manos, la costumbre
del sudor de tus pechos cuando amas.
No recordaré ya más –y así lo firmo-
tu forma de encender los cigarrillos,
la forma de beber el vino tinto,
la risa que te entraba cuando ibas
corriendo hacia mi pecho por las calles.
El modo en que te sacabas la ropa
y la manera de taparte con las sábanas.
Y tampoco –acuerdate de lo que digo-
voy a escribir ni un verso a tu memoria.
Ni una canción de amor deseperada,
ni cogeré ninguna borrachera
dedicada a tu cuerpo. Ni me haré con tu pelo
un nudo para atarte a mi cintura.
No volveré a llorar con las canciones
de amor, ni escucharé a Chavela por las noches,
ni voy a preguntar a mis amigos
por tus amores perros, ni tus labios.
Jamás recordaré que un día te quise.
Y siempre olvidaré que me dejaste.
Para que conste y a efectos oportunos,
te lo firmo en Madrid. En un día triste.