lunes, 28 de febrero de 2011

Abrir puertas

“Se abren puertas las 24 horas”.
Era el cartel muy viejo
sobre una vieja puerta
en un Madrid de frías
noticias y palabras.
Pensé en ti que tienes siempre
de par en par abiertos alma y labios.
Y en que todo sería más hermoso
si estuvieran las puertas de los hombres
abiertas hacia el hombre
las 24 horas de la vida.

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jueves, 24 de febrero de 2011

Crepusculario siglo 21


Fernando Sarría es, probablemente, una de las personas que más están haciendo por difundir la poesía a través de la red, mediante su blog Crepusculario Siglo 21. Es una auténtica biblioteca donde se pueden encontrar infinidad de poemas.

Desde hace un tiempo está dedicando uan semana a un autor diferente. Un poema diario que, en estos tiempos duros, son un descanso para el alma. Fernando, con su gran generosidad, me ha dado una semana en su blog para que incluya siete poemas que ya han empezado a aparecer.

Estas líneas son para agradecerle que me haya incluído entre los poetas que aparecen en su blog y entre los que, por esa falsa modestia tan habitual, habría que decir que no merezco estar. No lo voy a decir. Porque no sé si merezco estar. Pero sí sé que me hace muy feliz aparecer en sus páginas. Muy feliz y muy agradecido.

La labor que Fernando está haciendo por la difusión de la poesía es mucho más profunda y fuerte que la que hacen otras instancias oficiales. Fernando. Gran poeta y amable amigo de todos los que escribimos -mal o bien- versos.

Para que os hagais una idea, cuelgo estos versos de Fernando:

Cuando hablo de amor hablo de ti,
de ese ir y venir en la galerna,
postrera bitácora del tiempo,
asesina de odios y desmanes
anuncias siempre una tormenta
y eres entre todas la dulzura.

Visitad su página Crepusculario siglo 21. Un remanso de poesía y un ejemplo de generosidad y amistad.

***

lunes, 21 de febrero de 2011

Hace 25 años

Fue una tarde de aquellas. Todas

las señales –incluso las de tráfico-,

me llevaban derecho hasta tus labios.

Cruzábamos semáforos y besos.

Yo, pendiente de ti. Tú no decías

nada y me mirabas. Yo, en tus ojos,

buscaba un nuevo verso. Tú tenías

la edad en la que todo es importante.


Veíamos la tarde allá, a lo lejos

como un manchón naranja.

Hacía muy poco

que tu piel conocía cada una

de las yemas de mis dedos. Y tus pechos

sabían de mi boca y mi saliva.

Eran sólo dos cuerpos intentando

reconocerse en cada nuevo abrazo.


A penas si teníamos recuerdos

comunes que salvar de la tormenta

de carne contra carne que en la noche

recorría las venas. Nada iba

más allá de un deseo y la locura

de un encuentro en camas y en hoteles

donde el amor jamás estuvo escrito.


Andábamos en una de esas tardes

con el cansancio suave que nos deja

la pasión ya vencida. Me miraste

y me dijiste: “Me moriré si un día

dejas que me enamore de ti. Nunca me dejes

amarte más allá de estos momentos”.

Me besaste.

Y supe que yo estaba

perdido y sin remedio. Como ahora.

Igual que he estado en estos

últimos veinticinco años. Sin remedio.


jueves, 17 de febrero de 2011

No son iguales

No quiero, ni mucho menos que nos confundamos. Hay cosas y cosas. Algún amigo me ha hecho ver que alguien puede pensar que estoy contra los partidos políticos y las instituciones. Nada más lejos de la realidad.

Defiendo a los partidos políticos. Creo que son necesarios y defiendo las instituciones democráticas. Pero, por eso, creo que hay que criticarlas. Y la actitud de los partidos en este caso (pensiones, indemnizaciones, etcétera), salvo honrosas excepciones (IU, por ejemplo) creo que son vergonzosas.

Ayer mismo, el País publicaba extractos de una carta de un antiguo diputado que, con sarcasmo, venía a contestar a la acusación de "provilegiados". Hablaba de que no había tenido derecho de desempleo, que cuando salió se encontró con que su fábrica había cerrado y se encontraba en la calle, que estuvo en el paro durante varios años sin cobrar y alguna otra cosa, por el estilo. y concluía: "pero no importa soy un privilegiado".

Varias cosas: Me parece razonable que los diputados concejales y otros cargos similares, coticen y cobren desempleo. Como cualquier otro trabajador. En lo demás, lamento decirle al ex diputado que tiene razón en sus quejas, pero que su situación es exactamente igual a la de cualquier trabajador.

Muchos trabajadores han visto cerrar sus empresas y se han quedado como el señor exdiputado en la puta calle. Y cuando el paro se le ha terminado, sin trabajo y sin expectativas. De su carta se deduce que, efectivamente, ha pasado a ser un ciudadano más. ¿Por qué la preocupación por la situación de un exdiputado, sin empleo y sin paro, no se extiende a otros ciudadanos que están en la misma situación.

Lo que es cierto es que los diputados siempre estarán en mejor situación que los demás: tendrán mejor pensión cotizando menos (y a costa de los que cotizan) y tendrán una indemnización por "cese" en su labor superior a la de cualquier trabajador.

Lamento la dramática situación del diputado cuya carta se publicaba en el País. Lo mismo que lamento lo del hombre o mujer que ha visto como su empresa le ha puesto en la calle con una indemnización de 30 días y sin un horizonte laboral claro. Lo lamento igual.


miércoles, 16 de febrero de 2011

No tienen arreglo. Diarioabierto

Os dejo nuevo artículo en diarioabierto.es
Podéis, incluso, comentarlo. Empieza así:

"De verdad que no tienen arreglo. Los parlamentarios son inasequibles al desaliento. Cuando se plantea la reforma de las pensiones, se plantea a la vez si es solidario y justo mantener sus privilegios. Con escaso éxito. Y, tras algún pequeño cambio, sus señorías seguirán teniendo un régimen distinto –y muy beneficioso- respecto al resto de los trabajadores".

lunes, 14 de febrero de 2011

Días y noches

Las horas de mis días están comprometidas

con médicos, farmacias, análisis y males

nada graves. Son cosas

que me hacen vulnerable. Lo que el cuerpo

cansado y hasta viejo no soporta

de ahora hasta mañana: El corazón, el sueño

los dolores de cabeza y el estómago, sospechas

lejanas de un tumor y vagos miedos.


Mis días se deslizan entre el temor y los amigos

que, todo hay que decirlo,

andan igual que yo con sus relojes.

El cansancio y el miedo como un niño

agarrado a mi mano. Y la nostalgia

de aquellas tardes nuestras, cuando el aire

olía lo mismo que tu piel y a primavera.

Se me hace que estos días que visito

son cada vez más cortos y voraces. Y que vienen

con las hojas contadas. Y que espero

la noche como un alma que me acoge

sin un reproche, amable y dulce y triste,

lo mismo que un pecado.


En estos días, sin sol y sin palabras, me parece

que todo está ya escrito para luego. Que ya nada

podrá cambiar la vida que no espero. Y sin embargo

las noches siguen siendo mi refugio,

el insomnio se viste de belleza, me acurruco

feliz en el recuerdo de tu cuerpo

que me cura de toda enfermedad.


Bendito sea tu nombre que me salva

de todos los olvidos.


viernes, 11 de febrero de 2011

Hoy, Pablo Guerrero


Me voy esta noche al Galileo, a escuchar el último disco de Pablo Guerrero y a disfrutar con su poesía. vamos un grupo de amigos, incondicionales de él. Merece la pena disfrutar de Pablo, soñar con él. Oir cómo entra en el alma la canción, esos versos tan humanso y tan grandes.

No os lo perdais. A las 21.30 horas empieza en Madrid unas horas de música y amistad. De poesía plena. Pablo es el referente no sólo de cantautores jóvenes, sino de generaciones de hombres y mujeres que han vivido con él un país, una tierra, una sociedad. Hemos sentido con él que las cosas pueden cambiarse con un verso, una canción. Él lo ha hecho.

Debemos tanto a Pablo ...!

martes, 8 de febrero de 2011

Otra vida

Ahí va otro poema. No sé por qué fuera de lunes


Si mi vida hubiera sido otra, por ejemplo,

no tendría estos recuerdos del olvido,

ni la pasión perdida de quererte

o esas noches

en que vuelves al filo de los sueños.

Toda la vida otra se incluiría

en el minuto exacto en el que leo

un poema de amores imposibles. El instante

en el que Dashiell Hammet se resiste

a dar los nombres que nunca conociera.


No tendría tu nombre entre las cosas

que me ocupan los días y el trabajo,

ni serían tus labios un asunto pendiente,

ni tu cuerpo

la voluntad de andar cambiando cosas,

recuperando tardes, pesadillas

urbanas, recurrentes como el hilo

encontrado de Ariadna.


Si mi vida hubiera sido otra. Y no supieras

de mi existencia, ni nunca hubieras puesto

tus ojos en este pobre cuerpo,

y no hubieras sentido, tal vez entre los besos,

esa pasión pequeña de quien sabe

que el amor es tan sólo un arañazo

que no se cura nunca,

entonces, pienso ahora, sólo entonces

mi vida no sería

tan feliz como ha sido al añorarte.

lunes, 7 de febrero de 2011

Compro oro

Compro oro. Papeletas de empeño.

Discreción garantizada. El cartel estaba allí colgado,

en los hombros del hombre,

lo mismo que si fuera una promesa

o un billete de banco que pudiera

arreglar cualquier necesidad: el hambre o el colegio

del niño, el pan de cada día. Ese trabajo

que no acaba de llegar, el de los besos

el de la noche en paz,

la entrada de los cines o el café

de la tarde contigo, vida mía.


Compro la desesperación:

la alianza empeñada, o el abrigo,

las sábanas bordadas.

Papeletas de empeño de recuerdos,

de cosas que un día fueron

el regalo de aquel feliz aniversario, del bautizo

del niño, papeleta del traje de la boda

o del entierro. Los pendientes

de la abuela que ahora descubrimos

son sólo oro chapado y nada valen.

Compro también la espera hasta mañana

las promesas

de que las cosas cambiaran cualquier día de estos,

los números del paro, los anuncios

de playas soleadas. Y ese miedo

a despertar sin fe y sin un abrazo.


Nada vale la vida. Ni siquiera

lo que vale el papel en el que alguien

ha escrito un precio, dinero necesario

para aguantar hasta que llegue el día

en que de pronto

cambie el aire, y el viento nos arrastre

hacia otra noche distinta a la del Monte

de Piedad o hacia quien compra

con total discreción esos pedazos

de vida y de esperanza.