lunes, 8 de febrero de 2010

Elegía para un perro callejero

Nunca supo estar sólo. Y era como
si algo de humanidad hubiera entrado
en su corazón de perro callejero.
Por eso convertía en una fiesta
tu regreso a la casa. Eras el héroe
que vuelve derrotado y que recibe
atropellos, jadeos y ladridos,
claros clarines y los truenos de oro.

Frustrado cazador. Jamás lograba
presa alguna, por más que se recuerde
el día que cogió, siendo cachorro,
un jabatillo que, probablemente,
fue a chocar con él sin darse cuenta.
Tenía ese aire tímido y miedoso
del perro que ha sufrido golpes y hambre.
Y la mirada triste y cariñosa.

Sé que no hay cielo ni para los hombres.
Pero tal vez, Hadock, haya dioses
que cuiden de los perros cuando mueren.
Y, bien pensado, tampoco importa mucho.
Porque sabemos que tú seguirás vivo
mientras nos acordemos de tu nombre.
Y revivamos las noches en que era
la soledad más corta y apacible
si estabas tú a los pies, callado y quieto.

Vamos, Hadock, que el campo nos espera.
Hoy correrás entre los encinares.
Y cazarás por fin entre los sueños.

33 comentarios:

Gustavo dijo...

Ahora puedo ir a dormir tranquilo,un abrazo desde el otro lado del charco

CARMEN dijo...

Tengo también una perrita que recogimos de la protectora de animales, la habian abandonado con siete años. Ahora tiene trece y está ciega y con cirrosis, pero la queremos y la cuidamos mucho. No sé lo que nos durará, pero aún la tenemos entre nosotros, prefiero no pensar en el día que se tenga que marchar para siempre, porque ya he sacrificado uno y lo pasé mal.
Le has escrito una preciosa elegía a Hadock, entiendo que te encuentres triste.
Un fuerte abrazo, Rodolfo.

pennylanebcn dijo...

Gusito también tenía una mirada triste y cariñosa. LLoré mucho cuando murió. Aún recuerdo cuando me despertaba por las mañanas oliéndome la nariz mientrás me hacía cosquillas o cuando gruñía cuando, por la noche, nos movíamos en la cama porque él estaba encima de tus pies y le molestabamos al despertarle.
Lo peor fue que tuvimos que sacrificarle. Se volvió loco y mordió la cara de la madre de mi pareja en ese momento, a pesar de que era quien le alimentaba diariamente.
Pocas veces he sentido tanta tristeza como cuando se iba quedando dormido en el veterinario y me miraba como si supiera qué estaba pasando y me dijera: no lo entiendo ¿qué he hecho?
Ese día me prometí a mi misma no volver a tener un perro hasta que pudiera cuidar de él como se merecen y necesitan.


Gracias por este conmovedor poema.
Me trajo recuerdos maravillosos.

Siento mucho vuestra pérdida. De corazón.

SONIA FIDES dijo...

Hay que ser muy valiente para escribir una elegía de estas características, Rodolfo. A aquellos que no tengan perro les resultará exagerada, desproporcionada incluso, pero será porque ellos sólo conocen de la palabra lealtad su grafía. En cambio nosotros, lo que hemos tenido perro hemos tenía la suerte de que su significado nos cale hasta los huesos.
Y seguro que hay cielo para perros y para hombres pero un cielo distinto del que nos quieren vender los chicos de negro o de púrpura.

Besos súper.

Anónimo dijo...

Querido Rodolfo,
Han pasado dos días y no encuentro consuelo alguno. No me veo capaz de superar su pérdida. Sólo me anima saber que mi dolor no es único, es compartido por alguien más al 50% y se que hay, además, un reducido pero extraordinario círculo de personas que le amaban de forma sorprendente.

Era un perro único, sé que eso lo dirán todos los que han tenido un animal, pero el Capitán realmente lo era. Tu poema es un retrato certero, excepto por algo... Hadock era un gran cazador, pero como dices, tenía más humanidad que muchos seres humanos, por eso él solo hacía alarde de su destreza como cazador, pero sin hacer daño a otros animales, estoy segura de que lo hacía porque a mí no me gustaba... aunque algún que otro tío del pueblo se lo hubiera festejado en grande....recuerdo el día que paseando por el campo vino hacia nosotros tranquilamente, se paró, nos miró y escupió un pichocinto vivo, que no tenía rasguño alguno, era un regalo, ahora lo sé.

Y la liebre... no sabemos si le daba alcance cuando le perdíamos de vista por entre las encinas y al lograrlo se saludaban y citaban para la carrera del día siguiente...

En fin, ya sabes, podría seguir escribiendo eternamente.
Gracias por hacer que hoy, al despertarme en esta mañana de despedida definitiva, me sienta más acompañada.

un beso enorme.
A.

LoreVero dijo...

Hadock ha tenido sin duda una vida feliz,de que otra forma imaginarla si es merecedor de tan bellas palabras.
Animo y un fuerte abrazo...

Romano dijo...

Aunque no conoci a Hadock ,siento haberlo conocido despues de tu poema Rodolfo,,,

Un gran abrazo y gracias,,,,

LUCIERNAGAS DE CIUDAD dijo...

Qué triste perder un compañero fiel, y es que convierten en amigos,incluso para algunas personas como en un hijo.

De pequeña ví esa pelicula de dibujos, "Todos los perros van al cielo" y la verdad es que me hizo reflexionar mucho.

Siento la pérdida.

Una abraçada

Anónimo dijo...

que triste =(

un abrazo a sus papis.

pb

Paseando por tu nube dijo...

Todos lo hemos dicho alguna vez: Es que sólo le falta hablar!!. Y sí, que cierto es, muchos de los animales que hemos tenido cerca que nos han escuchado y comprendido, han sido menos animales que muchos humanos que nos rodean.
Gracias Rodolfo, esta de hoy, es una elegía para todos esos grandes compañeros que alegraron nuestras vidas y tanto echamos de menos.
Un beso

Mariona dijo...

Cuando yo era pequeña mi abuela me dijo que mi perro se había ido al cielo de los perros.

Luego tuve que creer que ella se había ido al cielo de las personas bastante años después.

ídem te digo.

besos.

Andina dijo...

Uy...
que tristeza...

María dijo...

precioso.
un besin,
I.

pennylanebcn dijo...

Como muy bien dice Sonia Fides, a algunos puede resultarles exagerada y a otros nos cala hasta los huesos.

Tengo que confesar que he entrado varias veces hoy a releer esta elegía llena de ternura porque me consuela y me trae de vuelta esos días luminosos e inolvidables, cuando le vimos por primera vez, un cachorrito que nos miraba con tristeza y que temblaba en mis brazos al llevarlo a casa por primera vez.
La paz que irradiaba cuando soñaba en la cama, panza arriba. O como se despertaba llorando porque había tenido probablemente una pesadilla.


Gracias, A. por compartir estas historias tan hermosas de Capitan.
Qué cierto es que los animales tienen más humanidad que muchas personas que habitan este mundo extraño.

Jaime. dijo...

Gracias Rodolfo, por compartir el vuelo de Hadock con nosotros.
Un abrazo.

eigual dijo...

Qué bonito Rodolfo..

Ahora no se te ocurra ver la película "Siempre a tu lado".

Aunque te recomendaría verla, porque es preciosa, lo que pasa que quizás no pudieses parar tu llanto, como me pasó a mi cuando la vi.

Un saludo.

Saray dijo...

"Y cazarás por fin entre los sueños".

Triste y esperanzador a la vez.

Besos.

yraya dijo...

Preciosa y sentida elegia.
Un saludo

Nieves LM dijo...

Lo siento mucho.

Anónimo dijo...

es precioso, aunque no había llorado tanto desde hacía tiempo...refleja a la perfección recuerdos no lejanos para mi, lo siento con el corazón Rodolfo.. no tengo palabras, sólo puedo decirle que hace un año que a Neo,mi perro boxer le operamos de un tumor muy agresivo, cuyo origen estaba en la sangre, creyendo que no aguantaría ni la operación, después de un año, está casi perfecto, aquellos días, el tener que decirle adiós, fue de lo más duro que he tenido que hacer en mis 22 años de vida...llámenme exagerada...creo que en su mirada, en la de perros como él, como seguro era la de Hadock, en sus lametones, hay más verdad, que en los ojos de muchísima gente, ellos no fingen ser quien no son, no dan cariño esperando nada a cambio (salvo alguna sobra de la mesa).
Lo siento mucho Rodolfo, mi saludo más cariñoso.
siento no haberlo leido antes, voy a darle un beso de buenas noches a Neo :)

Eva, Valencia

Anónimo dijo...

también mucho ánimo,y un abrazo muy cariñoso, para quien firmó en el blog como A. recordar momentos como el que describiste los hace únicos, no te despidas, más bien guardalo siempre en tu memoria, tal y como os recordaría él.
Eva

Lucina dijo...

Tristes versos..
No más palabras.

Un Abrazo

Luis Cano Ruiz dijo...

Que reparadores son sus versos. Yo, que tengo dos perros, no paro de pensar en cada una de las situaciones que ha descrito.

Cuídese.

Anónimo dijo...
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Marlon dijo...

Me ha emocionado mucho leer esto, y eso que nunca he tenido un perro.

Rodolfo, como usted me escribió una vez cuando me pasó algo parecido: "La vida a veces te invita a una ronda,
te guiña los ojos, concede una tregua"

Un abrazo grande.

lunacreciente dijo...

Strauss llego a mi vida a mis 22 años primera responsabilidad que tuve a mi cargo antes de el los animales me eran indiferentes Siempre digo que la maternidad me llego tarde con el ..me acompaño por 10 años..y un dia partio al cielo de los perros
Han pasado 2 años y todavia lo recuerdo...nunca encontre unos ojos que me miraran con tanto amor y ternura como el
Te extraño chanchito...me imagino que estaras llenando de bullicio y revolucion el lugar donde estes.

Anónimo dijo...

Callejero
(Alberto Cortez)


Era callejero por derecho propio,
su filosofía de la libertad
fue ganar la suya sin atar a otros
y sobre los otros no pasar jamás.



Aunque fue de todos nunca tuvo un dueño
que condicionara su razón de ser,
libre como el viento era nuestro perro,
nuestro y de la calle que lo vio nacer.



Era un callejero con el sol a cuestas,
fiel a su destino y a su parecer,
sin tener horario para hacer la siesta
y rendirle cuentas al amanecer.



Era nuestro perro y era la ternura
que nos hace falta cada día más,
era una metáfora de la aventura
que en el diccionario no se puede hallar.



Era nuestro perro porque lo que amamos
lo consideramos nuestra propiedad
y era de los niños y del viejo Pablo
a quien rescataba de su soledad.



Era un callejero y era el personaje
de la puerta abierta en cualquier hogar,
era en nuestro barrio como del paisaje,
el sereno, el cura y todos los demás.



Era el callejero de las cosas bellas
y se fue con ellas cuando se marchó,
se bebió de golpe todas las estrellas,
se quedó dormido y ya no despertó.



Nos dejó el espacio como testamento,
lleno de nostalgia, lleno de emoción,
vaga su recuerdo por mis sentimientos
para derramarlos en esta canción.
ESPERO PUEDA ESCUCHARLA ES MUY BUENA!!

Felipe dijo...

Sentimos el adios como propio.
Mis hijas le llamaban "El Capitán"en una aldea perdida y hoy al enterarse de la noticia se han ido a brazar a nuestro perro como reconocimiento a la raza y consuelo a la familia.
Una estrella nueva ha aparecido en el inmenso cielo, Hadock se llama.
Un abrazo

síl dijo...

Un abrazo grande, Rodolfo... transmitéselos a quienes ahora seguro acusarán aún más la soledad...

Gregorio Kolbe dijo...

Don Rodolfo. Son siempre hermosas sus palabras, incluso cuando, como en esta ocasión, transmiten profunda pena.
Espero no molestar con mi impertinencia, pero me urge invitarlo a mi espacio. Necesito hoy más palabras que otras veces y son las suyas muy valoradas por mí.

Un gran abrazo.

Gregorio Kolbe dijo...

P.S.: por supuesto, quedan también invitados a entrar en mi blog todos aquellos que lean esto. Cada opinión será incondicionalmente apreciada.

Liedchen dijo...

Me ha entrado una congoja...

Un abrazo, bien fuerte

carmen.-

mati dijo...

ufff¡¡
quien no ha tenido amigo, no sabe de lo que nos hablas, a mi me has dejado un nudo en la garganta, por que he perdido ya alguno, y no hace mucho.
tus poemas siempre me encantan y saber de tu amor por los animales, hace que crezca la admiración que te tengo.
un besazo, y siento mucho lo de Hadock¡