viernes, 30 de enero de 2009

Hambre y paro

Los periódicos hablan de la crisis financiera. Hablan de los beneficios de la banca. Hablan del paro en los países ricos. y hablan cada vez menos del hambre, del paro en los países pobres. No hay ni siquiera datos actualizados. Pero son unos 900 millones de personas las que pasan hambre.Y se dice que 50 60 millones de personas han perdido o perderán su empleo en todo el mundo. Eso quienes lo tengan.

No hay dinero para el hambre. Ni siquiera se han cumplido los compromisos de la cumbre de Roma y los fondos que entonces se prometieron no han llegado. Era muy poco el esfuerzo que había que hacer, pero no se hizo. Las ayudas para promover la agricultura de los países desfavorecidos, los microcréditos para crear pequeñas empresas, las ayudas al desarrollo, el dinero a través de la ONGs se pierden, en buena parte, entre la burocracia y la corrupción.

Vienen años duros. Si antes, con una aparentemente buena situación, los países ricos eran renuentes a soltar el dinero necesario para aliviar el hambre en el mundo, hoy en una crisis que golpea a todos, me temo que va a ser mucho más difícil.

En España andamos ya cerca de los 3,5 millones de parados. De ellos, 800.000 familias tienen a todos sus miembros en el desempleo. No sé cómo podrán arreglarse. Los trabajadores ya no piden aumentos de salarios, piden que no les falte el trabajo. Y cada día hay miles de personas que se caen en el fondo del paro.

Mientras tanto -y, posiblemente, se me tache de demagogo- hay también miles de personas que aumentan sus beneficios, que se enriquecen con la crisis: menor salario, más mano de obra barata.

Tendría que ser la solidaridad lo que creciera en situaciones como ésta. Y uno tiene la sensación, sin embargo, de que lo que aumenta es el egoísmo, la brecha cruel entre quienes tienen y quienes nada poseen. Nuestros gobernantes nos dicen que tengamos buen ánimo, que tengamos confianza. No sé cómo explicar a esas 800.000 familias que deben estar animadas y que deben confiar no sé exactamente en qué. No sé como se puede decir a esos 900 millones de personas que hay en el mundo que tengan paciencia, que hay una crisis financiera mundial. No sé qué escribir.

martes, 27 de enero de 2009

Un gran día

He pasado el lunes en el Colegio Sagrado Corazón, de Las Palmas. Compartiendo versos con niños y jóvenes. Desde los ocho o nueve años, hasta los 18. Ha sido un día maravilloso. No sé cómo agradecer a la dirección y los profesores del colegio que me hicieran un regalo tan maravilloso.

Leí mis poemas y escuché a niños y niñas que no levantaban un palmo del suelo mis versos en su boca. Sonaban tan distintos y, al mismo tiempo, tan tiernos y sentidos. Durante horas me sometí a sus preguntas, hablamos de lo que era la poesía y escuché también algunos versos suyos. Una niñita, pequeña y sonriente, de ocho años, me leyó uno de sus poemas y me quedé asombrado. En uno de sus versos decía: "Abanico tu nombre". Ojalá se me hubiera ocurrido a mí un verso tan bello.

Otros dos niños de diez años me leyeron sus poesías. Increíbles para su edad. Tienen, sin duda, magníficos profesores que les han hecho amar la palabra. De ellos es el futuro. Un futuro mejor y más humano, estoy seguro. Por la tarde, hicieron un concierto con canciones de Ismael que, como es natural, me emocionó.

Me reí mucho con sus preguntas, algunas de una profundidad increíble. Lo querían saber todo: en qué me había inspirado, como y cuándo escribía, si mi mujer conocía los versos de amor sobre otras mujeres y qué le parecían... Todo. Eran incansables. Uno de ellos, Eleazar, de diez años, al final, cuando ya no quedaba tiempo para más preguntas, exigió hablar porque iba a hacer una pregunta que, dijo, era "para el futuro de su vida". Ante eso, claro, tuvimos que darle la palabra. Nos dijo que él iba a ser biólogo marino. Y me preguntaba si un biólogo marino podía escribir poesía y publicar libro de poemas.

Se veía que los profesores disfrutaban con ellos y vivían como propias sus alegrías. Tengo que hacer una referencia especial a Javier Santana, un muchacho que se tomó tan a pecho los actos que se encargó de llamar a los medios de comunicación de Las Palmas y de mandar notas a diarios y televisiones con una profesionalidad asombrosa. serio y formal, fue mi anfitrión durante todo el día, siempre con su cámara de fotos en ristre.

Gracias a todos por ese maravillosos regalo. En el comedor, los pequeños me aconsejaban que no comiera la hamburguesa del menú y se asombraban cuando les dije que a mí me había gustado. Ponían gesto raro y yo creo que les decepcionó un poco mi escaso gusto culinario.

No sé si hay muchas iniciativas como ésta, pero ojalá que los colegios, todos los colegios, tengan ese amor por la palabra y la poesía y los que un día dirigirán empresas, trabajarán en oficinas o en las obras, escribirán libros, y dirigirán naciones, lleguen a ese momento con la poesía en sus almas, con el amor por la palabra compartida.

Tuve la sensación que sólo por ese día vivido tan intensamente, merece la pena haber publicado un sólo libro.

viernes, 23 de enero de 2009

Segunda edición

Paso precipitadamente por aquí para compartir una noticia con vosotros:
El editor me dice que se ha agotado la primera edición de "Al Oeste hay apaches". Y prepara una segunda. Os lo cuento porque sois vosotros, sin duda, los culpables de esta alegre noticia.
Gracias a todos

miércoles, 21 de enero de 2009

A otra

No estaré en estos días por el blog, Así que dejo los versos del próximo lunes:

Si vivieras conmigo, estoy seguro,
no añoraría los besos que me debes.
Ni olería tu piel de aquellos días,
cuando el mundo empezaba entre tus piernas.

Si vivieras conmigo no tendría
la desazón de no escuchar tu nombre,
ni el insomnio cuando intento imaginarme,
los brazos que te miden cada noche.

Si vivieras conmigo no podría
reconocerte en todas las muchachas
que se cruzan conmigo por las calles.

Si vivieras, en fin, en esta casa,
seguramente escribiría los mismos versos
a la mujer que no vive conmigo.

lunes, 19 de enero de 2009

Preguntas de historia

¿Cuántos millones de años
han pasado para que Miguel Ángel
pudiera esculpir el cuerpo perfecto de David?

¿Cuántos siglos han roto
los calendarios para que el hombre pueda
leer los más bellos poemas de Neruda?

¿Cuántos años han levantado
las páginas más pesadas de la historia
para que Mozart pudiera escribir sus sinfonías?

¿Cuántos milenios han sido necesarios
para que el hombre sepa
cómo sembrar, hornear el pan o hacer el vino?

¿Cuánto tiempo hace falta
para destruir un pueblo, asesinar
a niños y mujeres y hombres indefensos?

Apenas quince días. Porque está demostrado
que la guerra es el invento
más rápido del hombre. Es el más eficaz.
Y a Gaza me remito.

viernes, 16 de enero de 2009

Asesinos

No hay otra forma de decirlo.Los ataques de Israel tienen poco que ver con una guerra. Son asesinatos fríos, premeditados, certeros, crueles. El bombardeo con fósforo a Hospitales, al almacén de alimentos de la ONU, al centro de comunicación... Los niños, mujeres y hombres asesinados, destripados, destrozados, no tienen justificación alguna. La muerte nunca la tiene.

Y nada justifica estos asesinatos atroces, ni Hamás, ni el terrorismo... Nada. Aunque cada uno tenga y tengamos nuestra cuota de responsabilidad. No entiendo las noticias cuando dicen que la mitad de ese millar largo de víctimas son mujeres y niños. Parece como si la muerte de los hombres estuviera plenamente justificada. Como si todos los hombres de Gaza fueran terroristas a los que hay que masacrar.

Israel ha olvidado pronto su triste historia de exterminio y persecución. Ahora Israel extermina, persigue, mata a otro pueblo distinto a ellos, de otra raza, de otra religión. Me siento avergonzado de pertenecer a un país que forma parte de instituciones internacionales que permiten la situación de Gaza. posiblemente, si esta situación se diera en otra parte del mundo, si esta invasión la hubiera llevado a cabo otra nación distinta a Israel, ya hubieran intervenido las fuerzas internacionales. Pero calla EE UU, calla la ONU o habla en voz suave pidiendo que acabe la guerra. ¿Por qué no se interviene?

Es un genocidio, un crimen de guerra como el que los judíos sufrieron en el pasado. Israel desprecia cualquier llamada a la paz amparándose en que el terrorismo está escondido en Gaza. Y caen sobre su conciencia esa sangre de hombres, mujeres y niños que nacieron, vivieron y trabajaron en una tierra que les niegan.

Lejos de mí defender a Hamás, ni a ningún tipo de terrorismo. Pero no puede ser que la solución a este y otros conflictos sea la fuerza y la muerte de seres humanos. Con todas las matizaciones que se quiera, tan muerto es el que pierde la vida a manos de un terrorista como el que lo hace a manos de un soldado. Me produce una inmensa tristeza que pueblos unidos por la creencia en un único dios, no se sientan unidos por la creencia en el ser humano, lo más valioso del mundo. Si Dios existe, se llama hombre, mujer, niño, vida.

PD. Escrito este comentario me llega una copia del discurso de Gervasio Sánchez, fotógrafo, premio Ortega y Gasset de periodismo 2008, que no recogió la prensa. En su discurso, Gervasio reprocha y lamenta que nuestro páis haya vendido y venda minas antipersonas. No se difundió. Mi incapacidad con la informática no me permite poneros el enlace. Pero haced como yo, buscad en internet y lo encontraréis, merece la pena.

miércoles, 14 de enero de 2009

Gaza cae en el olvido

No digo yo que se haya olvidado por completo el drama de Gaza, pero ya no ocupa las primeras páginas de los periódicos. Otros temas nos atraen más. O atraen más a quienes deciden lo que es noticia. Pero el dolor continúa y la muerte.

Hace unos días oí a uno de esos analistas que todo lo saben algo terrible. Decía que los culpables de tanta muerte eran exclusivamente los palestinos por poner las fábricas de armas dentro de la ciudad. Yo no sé si hay fábricas de armas en Gaza, pero lo que sí sé es que sería difícil ponerlas en otro sitio. Toda Gaza es una ciudad donde se apretuja un millón de personas.

He oido negar hasta la realidad de las fotografías, diciendo que se trata de montajes de Hamas. El otro día, en un programa al que acudo, uno de los presentes aseguró que la culpa era de Hamas, de los terroristas y que Israel sólo se defiende. Magnífica defensa matando civiles. Ante mis protestas, él añadió que, como los terroristas se esconden entre la población civil, no había más remedio que invadir Gaza, buscarles y matarles.

Le dije que ese análisis, llevado al extremo, justificaría la invasión de País vasco. LLevado al absurdo, si los terroristas de Eta están entre la población vasca, se justificaría que en la lucha contra el terrorismo, se bombardearan ciudades, se matara sin compasión a niños, mujeres y hombres y se entrara en una guerra atroz.

Ya sé que es absurdo este razonamiento. Pero más absurdo me parece justificar tanta muerte, tanta crueldad y tano silencio de la comunidad internacional.

Ojalá que no se olvide Gaza. Que las protestas del pasado fin de semana sirvan para mantener vivo el recuerdo de este crimen contra todo un pueblo, contra la Humanidad misma.

lunes, 12 de enero de 2009

Al final

Descubres, al final, que hay un momento
en que la vida, por fin, está cumplida.
Que no hay miedos que puedan detenernos.
Y te sientes en paz con cada ser humano.

Es como si las cosas ya no fueran el instante
supremo del minuto. Y todo, hasta el cansancio,
parece detenerse en el espejo más íntimo del tiempo.
No hay palabras entonces. Ya no hay nada.

Rebuscas en papeles y en recuerdos del pasado.
Y el dolor se hace luz. Está todo cumplido.
Y no hay muerte que pueda detenerte los pasos.

Al hacer el recuento de los días descubres un instante.
Una voz que te dijo: “Te he amado, ¿lo supiste?”.
Y llega la certeza: la culpa es no saber quiénes te amaron.

lunes, 5 de enero de 2009

Excusa

Tenía el dolor que tienen las noticias
y callaban gobiernos y naciones.
Nadie andaba en un mundo sin espejos.
Era la crueldad de mil televisiones.
Los niños de la sangre y de la muerte.

Colores imposibles nos mostraban
heridas que gritaban. Hombres rotos.
Era el telediario de la sangre.
Y yo me refugié, cobarde y solo,
diciendo nada puedo. Nada cambia.

Después pensé: Tal vez si escribo algo
justifique el dolor que está lejano.
Tal vez sean estos versos una excusa
para seguir viviendo. Fumar un cigarrillo.
Convencerme que al fin y al cabo todo
es una historia amarga y lo de Gaza
está muy lejos y no tiene remedio.